¿Qué es el Sínodo?
El Sínodo de los Obispos es una institución permanente y consultiva instituida por Pablo VI en el marco del Concilio Vaticano II, para que ayude al Papa en el gobierno de la Iglesia, a través de sus consejos sobre todo tipo de asuntos que afecten a la Iglesia universal.
Documentos y Materiales
Haga click en el nombre y acceda a los siguientes documentos:
Fases del Camino Sinodal
Fase diocesana: oct 2021-abr 2022.
Fase continental: sep 2022-mar 2023.
Fase de la Iglesia universal: octubre 2023.
La fase diocesana y la continental darán lugar a dos Instrumentum laboris diferentes, con los que se trabajará después en Asamblea sinodal.
Un Proceso en Tres Fases
El Sínodo desde 2018
A partir de 2018, el papa Francisco ha implicando a todo el Pueblo de Dios: no solo obispos, sino sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, hombres y mujeres de todas las edades.
El Sínodo se desarrolla en tres fases: preparatoria, con consulta al Pueblo de Dios sobre temas del Papa; celebrativa, con una Asamblea de obispos; y de actuación, donde la Iglesia adopta las conclusiones aprobadas por el Papa.
La Sinodalidad
Se expresa en el modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia, que camina y se reúne en asamblea para anunciar el Evangelio.
El Objetivo
Es permitir que todo el Pueblo de Dios discierna juntos cómo avanzar para convertirse en una Iglesia más sinodal a largo plazo.
Para impulsar y guiar
Los Temas de este Sínodo
Comunión
La comunión que compartimos se fundamenta en el amor y la unidad de la Trinidad. Nos inspiramos en la Palabra de Dios, la Tradición viva de la Iglesia y el sensus fidei. Todos desempeñamos un rol en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo.
Participación
La participación se basa en que todos los fieles están llamados a servirse mutuamente con sus dones del Espíritu Santo. En una Iglesia sinodal, la comunidad entera reza, escucha, analiza, dialoga, discierne y aconseja para tomar decisiones pastorales alineadas con la voluntad de Dios.
Misión
La palabra sínodo viene del griego, y significa “hacer el camino juntos”. De eso se trata esta dimensión peregrina del Pueblo de Dios, la Iglesia.
Ejes para Hacer Iglesia
Líneas Pastorales
EJES PASTORALES
Los ejes pastorales permiten construir la Iglesia, no por ser temas importantes, sino porque guían su vida. Los tres ejes deben desarrollarse simultáneamente y se puede enfatizar en puntos específicos para fortalecerse.
Ejes pastorales:
- Encuentro con Jesucristo Vivo
- Comunión diocesana y comunitaria
- Iglesia cercana y misionera
Para cada eje, consignamos certezas basadas en la fe y el Magisterio de la Iglesia, y criterios pastorales y actitudes para guiar los compromisos, valorando tanto la meta como el camino compartido en la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo.
Primer Eje: NUESTRO ENCUENTRO CON JESUCRISTO VIVO
Certezas:
Tenemos la certeza del amor de Dios inquebrantable, manifestado en la entrega sin límites de Jesucristo. Nos dice San Pablo: “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20).
Una entrega que sigue siendo presencia permanente suya en nuestra vida: “iremos a él y habitaremos en él”. (Jn 14, 23).
En la fe no se trata de creer cosas; “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. (Benedicto XVI, Deus Caritas Est 1).
“¡Él vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo”. (CV 124).
Tenemos la certeza de su presencia real de Jesús en la Eucaristía que celebramos, que nos congrega y alimenta como familia suya. La celebración eucarística es “fuente y cumbre de toda la vida cristiana” (LG 11). El mismo Concilio Vaticano II nos dice además que Cristo “está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla” (SC 7)
Una de las cuestiones planteadas tiene relación con la necesidad de formación. Misión principal de la formación es ayudar a los miembros de la Iglesia a encontrarse siempre con Cristo, y, así reconocer, acoger, interiorizar y desarrollar la experiencia y los valores que constituyen la propia identidad y misión cristiana en el mundo. Por eso, la formación obedece a un proceso integral, es decir, que comprende variadas dimensiones, todas armonizadas entre sí en unidad vital. En la base de estas dimensiones, está la fuerza del anuncio kerigmático. (DA 279)
Criterios Pastorales y Actitudes
Para ayudar en la implementación de las propuestas en este eje será importante:
Promover la animación bíblica de toda la acción pastoral.
Dejar que la Palabra nos ilumine en las reuniones de los grupos procurando superar la mala costumbre de hacer en el comienzo una oración rápida “para cumplir”.
Evitar el intimismo en el modo de vivir la fe. Promover el encuentro en la Palabra y la adoración Eucarística nos abra a vivir la fe y la misión con fervor y alegría.
Utilizar lenguajes cercanos a la vida de la gente.
Líneas de Acción
(CLICK AQUÍ para ver documento pdf sobre las Líneas de Acción del primer eje).
Segundo Eje: NUESTRA COMUNIÓN DIOCESANA Y COMUNITARIA
La comunión en la Iglesia supera la dimensión sociológica para darnos vínculos fraternos. Jesús nos enseña con una alegoría hermosa el vínculo que tenemos con Él y entre nosotros: “permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes… Yo soy la vid, ustedes los sarmientos” (Jn. 15 , 4-5).
Para crecer en comunión hace falta reconocer a todos como miembros de una misma familia. Como lo afirma Pablo, “ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de acti- vidades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común” (I Co 12, 4-7).
En el escuchar a todos, debemos hacerlo especialmente con los más débiles, los pobres, los enfermos. Nos dice también San Pablo “Más aún, los miembros del cuerpo que considera- mos más débiles también son necesarios,… Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan, a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean mutuamente solidarios” (1 Co 12,22-25)
Cada uno por el bautismo es corresponsable de la misión de toda la Iglesia. Francisco lo des- taca así: “En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santifi- cadora del Espíritu que impulsa a evangelizar”. (EG 119).
La sinodalidad implica caminar juntos, en espíritu de comunión. Es un modo de en- tender el caminar de la Iglesia en su vocación y misión.
Nos dice Francisco que “nos hace falta crear más espacios donde resuene la voz de los jóvenes” (CV 38). Y señala que “se está creciendo en dos aspectos: la conciencia de que es toda la comunidad la que los evangeliza y la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor en las propuestas pastorales.” Que sean “libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia” (CV 202 – 203)
Para ayudar en la implementación de las propuestas de este eje será importante:
Fortalecer los organismos previstos para la práctica de la comunión, como son el Consejo Pastoral de la Parroquia y el Consejo de Asuntos Económicos.
Volver a leer las enseñanzas de San Juan Pablo II en Novo Millennio Ineunte, especialmente los números 43 y 45. Allí el Papa nos aclara el lugar que ocupa el diálogo y el modo de tomar las decisiones.
Tener una actitud de escucha, especialmente hacia los pobres, los jóvenes, los que viven con angustia.
Promover una experiencia de camino y corresponsabilidad para crecer en sinodalidad. Escuchar a quien viene, y también salir al encuentro de los que no vienen, para escuchar y compartir la fe.
Líneas de acción
(CLICK AQUÍ para ver documento pdf sobre las Líneas de Acción del segundo eje).
Tercer Eje: UNA IGLESIA CERCANA Y MISIONERA
El mandato de Jesús “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19) continúa hoy resonando en nosotros con una fuerza renovada. No es el invento de un Papa o de cuatro. Es un encargo que pertenece a nuestro ADN como Iglesia.
Es por un lado una vocación personal que nos viene del bautismo. San Pablo lo expresa así: anunciar el Evangelio “es para mí una necesidad imperiosa. ¡Pobre de mí si no predicara el Evangelio!” (I Cor 9, 16)
Como lo expresó San Pablo VI “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (EN 14). No decimos “la Iglesia tiene una misión, sino la misión tiene una Iglesia”.
“No se puede perseverar en una evangelización fervorosa si uno no sigue convencido, por experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo”. (EG 266). El discípulo misionero “Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera”. (EG 266).
“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”. (DA 370).“Nos enseña el Papa Francisco: Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”. (EG 20)
Francisco nos pide cuidarnos de “la tendencia de dar respuestas pre-confeccionadas y recetas preparadas, sin dejar que las preguntas de los jóvenes se planteen con su novedad y sin aceptar su provocación”. (CV 65)
Para ayudar en la implementación de las propuestas de este eje será importante:
Integrar a los jóvenes en las estructuras parroquiales. (Consejo Pastoral, Consejo de Asuntos Económicos). Tener la disposición de escucharlos y aprender de su realidad.
Cuidar a los jóvenes, que se sepan queridos y contenidos en los ambientes eclesiales.
Ir especialmente a las periferias geográficas y existenciales. Esto nos impulsa a no quedarnos con lo conocido y animarnos a lo nuevo, aunque sea desafiante y lo podamos ver como amenaza. Debemos desarrollar creatividad y magnanimidad.
Llevar a los que están en las periferias un anuncio, la Buena Nueva: Cristo Vivo “vive en ellos”. Evangelizar es ayudarles a descubrirlo ya presente en sus familias, en sus valores y religiosi- dad, en sus anhelos y esperanzas; para lo cual necesitamos escucharlos.
Líneas de acción
(CLICK AQUÍ para ver documento pdf sobre las Líneas de Acción del tercer eje).
Propuesta de Trabajo en Comunidad
A fin de continuar el camino pastoral diocesano, es necesario que cada comunidad (parroquial, pastoral, grupal) interiorice las líneas propuestas y se proponga pasos concretos a dar. Para ello les brindamos un esquema de trabajo comunitario y un Vocabulario Pastoral:
(CLICK AQUÍ para descargar documento pdf con recursos para trabajar en comunidad y el vocabulario pastoral).