Ocho años desde que el papa francisco instauró la Jornada mundial de los pobres; que implica diversas actividades animadas por la caridad y concluye con la celebración d ela Santa Misa y posterior almuerzo con personas en situación de necesidad.
Luego de compartir la Santa Misa y el rezo del ángelus, en el que volvió a repetir que «no olvidemos que los pobres no pueden esperar», llegó el momentos más esperado de este domingo 17 de noviembre, el encuentro del Papa con 1300 personas sin hogar, con las que compartió una rica comida, sonrisas, bromas en un acto organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad y ofrecido este año por la Cruz Roja Italiana, que desplegó a más de 300 voluntarios que fueron los colaboradores del orden, servicio de mesas y acompañamiento.
El almuerzo incluía un menú a base de lasaña con verduras, pastel de carne de res relleno de espinacas y queso, puré de papa, fruta y postre, contó con el entretenimiento de la Fanfarria Nacional de la Cruz Roja.
Al finalizar el almuerzo recibieron a modo de obsequio una mochila ofrecida por los Padres Vicencianos con algunos alimentos y también productos de higiene personal.
Este almuerzo, donde el Papa charló con unos y otros, respondió preguntas e hizo bromas, repartió caramelos a los más pequeños, que se acercaban a darle un abrazo, y posó para innumerables selfies que le pedían quienes hoy eran sus invitados de honor.
Un intenso esfuerzo por parte del Dicasterio para la Evangelización a lo largo de estos últimos días, «ha respondido a las necesidades de los más necesitados con diversas iniciativas caritativas, entre ellas incluyó este año también la apertura del 11 al 16 de noviembre, con horario continuado, del ambulatorio sanitario gratuito “Madre de la Misericordia”, creado por el papa Francisco en 2015, entre las columnas de la plaza de San Pedro del Vaticano, para la asistencia de los necesitados, junto a duchas, servicios de peluquería y barberos.