Parece que solo reconocemos a Santa Rosa de Lima por el famoso temporal que se le atribuye, pero los detalles de la piedad de su vida son innumerables.
Se llamaba Isabel Flores de Oliva, pero su mamá al ver que mientras crecía su rostro lucía sonrosado y mostraba gran belleza, empezó a llamarla Rosa. Santo Toribio de Mogrovejo, el entonces Arzobispo de Lima, tras impartirle el sacramento de la confirmación en 1597 le puso definitivamente el nombre de Rosa, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.
Santa Rosa fue laica, pertenecía a las Terciarias en la Orden de Santo Domingo, es decir, una mujer que se vestía con túnica blanca y manto negro, llevaba una vida consagrada a Dios pero en su propia casa. Durante toda su vida buscó imitar a la más famosa terciaria dominica: Santa Catalina de Siena.
Un día mientras oraba ante la imagen de la Virgen pidiendo ayuda para decidir si entraba a un convento, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí.
Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: «Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea». Tan pronto pronunció estas palabras recuperó la movilidad y se pudo levantar del suelo.
Santa Rosa pasó los tres últimos años de su vida ayudando en el servicio del hogar de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: «Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor».
Santa Rosa falleció el 24 de agosto de 1617, a los 31 años de edad. Pero de acuerdo al historiador José Antonio Benito, colaborador de la Enciclopedia Católica, el Papa Clemente X, quien canonizó a Santa Rosa de Lima en 1671, fijó su fiesta en la Iglesia universal para el 30 de agosto.
Menos de 50 años después de su muerte fue declarada santa para la Iglesia. Durante la ceremonia organizada en su honor tras su fallecimiento fue aclamada por el pueblo entero e hicieron que a los ocho días se abriera el proceso de canonización. El Cabildo envió una carta al Papa Urbano VIII y el virrey hizo lo propio a la Corona de España.
Antes de ser canonizada (1671) fue proclamada Patrona del Perú (1669), del Nuevo Mundo y de Filipinas (1670). Solo en Perú hay más de 72 pueblos con su nombre.
Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera Santa de América. «Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones», dijo el Papa Inocencio IX al referirse a ella.
🌹¡Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros!🌹