¡El año sigue avanzando, y entramos en el décimo mes!
Durante septiembre hemos tenido varios acontecimientos y celebraciones. Los maestros y profesores, los estudiantes. Desde la Iglesia hemos impulsado el mes de la Biblia para acercarnos con más apertura a la Palabra de Dios y que sea ella la que ilumine nuestro camino en la fe; el mes del Cuidado de la Casa Común para dar gracias a Dios por la belleza de la creación y crecer en conciencia respecto de los abusos que se están cometiendo. La Biblia y la creación no son sólo para septiembre, sino para toda la vida.
Octubre se nos abre cargado de acontecimientos eclesiales y sociales. Inicio en Roma de la segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad, mes de las misiones, día de las madres, las Asambleas de nuestro tercer sínodo en San Juan. Como ves, unos cuantos acontecimientos a seguir con atención y alegría.
Arranquemos con nuestra geografía más cercana. Hay gente que habla mucho y escucha poco. Es uno de los defectos que percibimos. La semana pasada me tocó ver lo que pasaba en un grupo que estaba empantanado en una discusión; hablaban todos a la vez y nadie escuchaba lo que decía el otro. Me daba la impresión de estar en un encuentro de loros. En lugar de prestar atención a las otras ideas, cada quien pensaba cómo retrucar. Así no se construye comunidad. Hace falta parar, detenerse, prestar atención, con la convicción que la otra persona tiene algo bueno que decir. Si no, el diálogo es una ilusión.
El Sínodo parte de la escucha.
A vos queremos escucharte. Saber qué pensás. Habitualmente unas cuantas personas leen esta columna que intento escribir cada semana desde el corazón. Pero quiero escuchar tu voz, leer tu parecer. Estoy seguro de que tenés mucho para decir, no te lo guardes.
Nos falta la escucha de lo que nuestra Iglesia está necesitando. Como diría Monseñor Angelelli: Tener un oído en el pueblo y otro en el Evangelio.
La Iglesia es maestra pero también es discípula. Estamos llamados a colocarnos a los pies de Jesús, escuchar su Palabra. Escuchar lo que el Espíritu Santo inspira en tu corazón creyente. ¿Vos quién sos? ¿A qué te dedicás?
Para conocer la realidad de nuestros hermanos debemos salir de nuestras zonas de confort. Es necesario generar empatía, diálogo, acompañamiento, sin juzgar ni marginar. “Recibir la vida como viene”, decía el Cardenal Bergoglio. En nuestras comunidades y movimientos estamos abriendo espacios para la escucha por medio de las Asambleas: los encuentros nos favorecen para conocer las demás realidades. Los laicos deben ser más protagonistas.
Pero también podés participar sin salir de tu casa y en el horario que te sea más accesible. No hace falta dejar tu nombre, no hay límites de edad, confesión religiosa, estudios cursados… Queremos escucharte, acercarnos. Entrá a la página del Arzobispado y dejanos tus inquietudes: https://arzobispadosanjuan.ar/3-sinodo-diocesano/ y entrá en el botón “Consulta amplia”. Te estamos esperando.
También te pido que alientes a otros a participar. Vecinos, familiares, amigos. Compartiles esta invitación. Ellos también nos interesan.
Este tercer Sínodo Diocesano en San Juan constituye el acontecimiento de gracia en el que el Pueblo de Dios que vive en esta Iglesia particular es convocado y se reúne en nombre de Cristo, bajo la presidencia de los obispos, para discernir los desafíos pastorales, buscar juntos los caminos que debemos recorrer en la misión y, en una actitud de escucha del Espíritu, cooperar activamente en el acto de tomar las decisiones oportunas.
Es al mismo tiempo un «acto de gobierno y acto de comunión», que renueva y profundiza la conciencia de corresponsabilidad eclesial del Pueblo de Dios.
Es una Asamblea en la cual el Pueblo de Dios realiza un proceso de discernimiento de la voluntad de Dios y la acción pastoral, para crecer en corresponsabilidad en la tarea de convocar y poner los medios necesarios para que crezca el Reino de Dios en la Iglesia local.
Estamos caminando juntos en esta senda. No te quedes afuera.