Evangelio día 7 de Julio “Tomó a la niña de la mano, y ella se levantó ”

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 28, 10-22a

 

En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Jarán.

Llegó a un determinado lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol.

Tomando una piedra de allí mismo, se la colocó por cabezal y se echó a dormir en aquel lugar.

Y tuvo un sueño: una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor, que estaba en pie junto a ella, le dijo:
«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado la daré a ti y a tu descendencia.

Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás a occidente y oriente, a norte y sur; y todas las naciones de la tierra serán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido».

Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo:
«Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía».

Y, sobrecogido, añadió:
«Qué terrible es este lugar; no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo».

Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que había colocado como cabezal, la ergidió como estela y derramó aceite por encima.

Y llamó a aquel lugar Betel, aunque antes la ciudad se llamaba Luz.

Jacob hizo un voto en estos términos:
«Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he erigido como estela será una casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo».

 

Salmo de hoy

Salmo 90,1-2.3-4.14-15ab R/. Dios mío, confío en ti

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R/.

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás.:
su verdad es escudo y armadura. R/.

«Se puso junto a mi: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación». R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,18-26

 

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.

Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió y, al verla le dijo:
«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado».

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.