Ayer domingo 6 de julio, la comunidad de Rodeo vivió una nueva edición de su tradicional Peregrinación al Cerro Negro, una experiencia profundamente espiritual que ya lleva 31 años reuniendo a fieles de distintas zonas para compartir la fe, el encuentro y la devoción.
La jornada comenzó a las 9:00 de la mañana, con la salida desde el Templo Viejo. Desde allí, peregrinos de todas las edades emprendieron el camino hacia el Cerro Negro, guiados por la oración, el canto y el deseo de vivir una jornada de fraternidad y recogimiento.
Uno de los momentos significativos del trayecto fue el desayuno peregrino, compartido en la gruta dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, espacio que se ha convertido en una parada emblemática para reponer fuerzas y poner el día en manos de la Virgen.
Ya en el cerro, se celebró la Santa Misa al aire libre, en un clima de silencio, paz y contemplación de la creación. La Eucaristía fue el centro de la peregrinación, vivida con profundo recogimiento por parte de todos los presentes.
Finalizada la celebración, los peregrinos compartieron un almuerzo a la canasta, donde no faltó el locro fraterno, signo de comunidad y hospitalidad, preparado con amor por miembros de la comunidad.
Esta peregrinación fue ofrecida en honor a Santo Domingo de Guzmán, patrono de la comunidad de Rodeo. Su testimonio de entrega al Evangelio sigue inspirando a generaciones de creyentes a caminar juntos como Iglesia misionera y en salida.
Agradecemos profundamente a todos los que colaboraron en la organización de esta hermosa experiencia: servidores, cocineros, músicos, agentes pastorales y peregrinos. Su entrega hizo posible que una vez más, esta peregrinación se viviera como un verdadero signo de fe diocesana.
🙏🏼 Santo Domingo de Guzmán, ruega por nosotros.






